La Dra. Nataccia Apenttienichio había pasado la mayor parte de su vida viajando por el mundo en busca de las especies animales más letales del planeta. A lo largo de sus viajes había ido recopilando los venenos más potentes de la historia animal y había creado una suerte de "farmacia de la muerte" que guardaba en su despacho. Su más preciado tesoro era el veneno del espolón de pollo del Caribe.
El pollo del Caribe es un ave misteriosa en peligro de extinción que, a pesar de su nombre, habita en las montañas del Himalaya. Se trata de uno de esos absurdos pájaros din alas, vive entre la nieve y pasa la mayor parte de su vida metido en minigrutas, saliendo apenas 3 días al año del verano para copular.
La doctora Apenttienichio emprendió su aventura en busca del veneno de espolón de pollo del Caribe a los 22 años, y en su cruzada estuvo a punto de perder la pierna izquierda en varias ocasiones. En la primera ocasión estuvo a punto de congelársele tras una pequeña "siesta" durante la escalada; en la segunda ocasión unos sicarios contratados por un equipo de biólogos rivales la atrapó con un cepo, aunque consiguió zafarse; en la última ocasión fue el propio pollo del Caribe quien la picó con su mortífero espolón, momento que la Dra. Apenttienichio aprovechó para cazarlo. La leyenda urbana sobre como salvó la vida y la pierna es extensa. Hay quien opina que aprovechó la pierna de uno de los serpas agonizantes para hacerse un transplante in situ; la opinión más generalizada es que a través de sus periplos por el mundo y el contacto continuo con todo tipo de venenos la había hecho conferir inmunidad a todos ellos.
Esa noche, en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Tulancia, la única misión de Cristiana Rolanda era robar ese veneno mortal. Como una sombra en la noche se movía entre las tinieblas de la oscura formación de edificios de la facultad. Con su habilidad para doblar horquillas consiguió abrir la puerta del despacho de la Dra. Apenttienichio. El despacho era normal y corriente, pero a uno de los lados se encontraba una pequeña sala donde guardaba todos los fraquitos de veneno, la conocida como "farmacia de la muerte". Allí se adentró Cristiana Rolanda en busca del veneno, pero de pronto se encontró con miles de frascos sin ningún orden ni control. Se pasó mucho rato buscando el que quería y finalmente encontró dos frascos con la etiqueta "pollo del caribe": uno rojo y otro azul (lo que diría la Dra. di Forbole, "azul-grana")
Como no sabía cual coger, cogió los dos, y se dijo a si misma:
-Uno te hará crecer, y el otro te hará más pequeña. Pero si menos es más, soy infinita.
No sabía porque había pensado aquello, pero de alguna manera le salió como un Resorte. Se guardó un frasco en cada bolsillo del pantalón y huyó en todas direcciones sin dejar el menor rastro de su presencia en el despacho de la Dra. Apenttienichio.
El pollo del Caribe es un ave misteriosa en peligro de extinción que, a pesar de su nombre, habita en las montañas del Himalaya. Se trata de uno de esos absurdos pájaros din alas, vive entre la nieve y pasa la mayor parte de su vida metido en minigrutas, saliendo apenas 3 días al año del verano para copular.
La doctora Apenttienichio emprendió su aventura en busca del veneno de espolón de pollo del Caribe a los 22 años, y en su cruzada estuvo a punto de perder la pierna izquierda en varias ocasiones. En la primera ocasión estuvo a punto de congelársele tras una pequeña "siesta" durante la escalada; en la segunda ocasión unos sicarios contratados por un equipo de biólogos rivales la atrapó con un cepo, aunque consiguió zafarse; en la última ocasión fue el propio pollo del Caribe quien la picó con su mortífero espolón, momento que la Dra. Apenttienichio aprovechó para cazarlo. La leyenda urbana sobre como salvó la vida y la pierna es extensa. Hay quien opina que aprovechó la pierna de uno de los serpas agonizantes para hacerse un transplante in situ; la opinión más generalizada es que a través de sus periplos por el mundo y el contacto continuo con todo tipo de venenos la había hecho conferir inmunidad a todos ellos.
Esa noche, en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Tulancia, la única misión de Cristiana Rolanda era robar ese veneno mortal. Como una sombra en la noche se movía entre las tinieblas de la oscura formación de edificios de la facultad. Con su habilidad para doblar horquillas consiguió abrir la puerta del despacho de la Dra. Apenttienichio. El despacho era normal y corriente, pero a uno de los lados se encontraba una pequeña sala donde guardaba todos los fraquitos de veneno, la conocida como "farmacia de la muerte". Allí se adentró Cristiana Rolanda en busca del veneno, pero de pronto se encontró con miles de frascos sin ningún orden ni control. Se pasó mucho rato buscando el que quería y finalmente encontró dos frascos con la etiqueta "pollo del caribe": uno rojo y otro azul (lo que diría la Dra. di Forbole, "azul-grana")
Como no sabía cual coger, cogió los dos, y se dijo a si misma:
-Uno te hará crecer, y el otro te hará más pequeña. Pero si menos es más, soy infinita.
No sabía porque había pensado aquello, pero de alguna manera le salió como un Resorte. Se guardó un frasco en cada bolsillo del pantalón y huyó en todas direcciones sin dejar el menor rastro de su presencia en el despacho de la Dra. Apenttienichio.
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