Después de las palabras de Selenia solo hubo silencio en la biblioteca. ¿Quién iba caminando sin brazo por el parking? De pronto toda la biblioteca se iluminó con un relámpago. Después sonó el trueno más fuerte que se había escuchado en Tulancia jamás. Los fluorescentes parpadearon por un momento. Los golpes en la puerta de la biblioteca cesaron.
Las portuguesas se estaban realineando. Desde que vinieron del futuro habían abandonado sus prácticas en artes marciales y armas de tiro que habían aprendido en el sector XW37489WW~}¬¬H&% en el año 2056, pero sabían que había llegado el momento de ponerlas en práctica. Y también era el momento de adiestrar a la mítica María Catus. Pero la pobre María estaba agazapada en un rincón de la biblioteca, totalmente asustada, y refugiándose en esos momentos de su infancia en los que correteaba por las playas de Portugal y se asomaba a la ventana de su casita.
Comenzó a llover a cántaros, otro relámpago, un trueno aún más fuerte que el anterior. Los fluorescentes parpadearon, pero esta vez se apagaron y no volvieron a encenderse. De nuevo silencio, solo interrumpido por el ruido de la lluvia cayendo sobre el tejado.
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