jueves, 26 de marzo de 2009

Capitulo 19 1ª Temporada Capitulo 19375624 (o en busca del polvo perdido)

Habían pasado ya 3 días desde la desaparición de Elisa Antonia y la ropa que ésta llevaba puesta había aparecido ensangrentada y rota cerca del cerco de la cucarrata, un hibrido de cucaracha y rata que había conseguido hibridar el famoso biologo y antiguo profesor de la facultad Anthony Charles Marston, quien le consiguió a Eva María el puesto de limpiadora para que pudiera llevar a cabo sus investigaciones secretas sobre venenos y contravenenos. Ella era en la única en la que confiaba para poder concluir sus investigaciones, ya que, aunque ella no lo sabía, Anthony Charles Marston era su padre biológico y estaba a punto de comunicárselo cuando la muerte le alcanzó en la forma de veneno en una copa de Brandy.
Eva María Fiorcci pensaba en estas cosas mientras se ponía su mejor uniforme y se dispuso a acudir a su cita con Rodolfo Maher Farnesio. Había utilizado todas las armas que tenía en su mano, y creanme que eran muchas, para consolar al pobre Rodolfo Maher y hoy había decidido utilizar su último veneno, el obtenido del Batcoco (Cupidis eminhoptherus) para que cayera a sus pies.
Se acercó al lugar de la cita, el antiguo despacho del Dr. Marston, abandonado desde su muerte, cantando una vieja canción de cuna que le enseñara su mentor:
"Diez negritos se fueron a cenar.
Uno de ellos se asfixió y quedaron Nueve.
Nueve negritos trasnocharon mucho.
Uno de ellos no se pudo despertar y quedaron Ocho.
Ocho negritos viajaron por el Devon.
Uno de ellos se escapó y quedaron Siete.
Siete negritos cortaron leña con un hacha.
Uno se cortó en dos y quedaron Seis.
Seis negritos jugaron con una avispa.
A uno de ellos le picó y quedaron Cinco.
Cinco negritos estudiaron derecho.
Uno de ellos se doctoró y quedaron Cuatro.
Cuatro negritos fueron a nadar.
Uno de ellos se ahogó y quedaron Tres.
Tres negritos se pasearon por el Zoológico.
Un oso les atacó y quedaron Dos.
Dos negritos se sentaron a tomar el sol.
Uno de ellos se quemó y quedó nada más que Uno.
Un negrito se encontraba solo.
Y se ahorcó y no quedó...
¡Ninguno!"
Y justo cuando gritó ¡Ninguno! Rodolfo Maher salió de detrás de la puerta y gritó -¡Ocho! -para seguir diciendo- ¿a qué estamos jugando?
Eva se ruborizó y le dijo- vamos, te enseñaré la pista que he encontrado sobre Elisa Antonia, he traido te caliente para aguantar mejor la noche. Pasa y nos calentaremos dentro.
Le acercó una taza en la que se podía leer "I Love Romeo" y se adentraron en el despacho. Mientras Eva se acercaba a la estantería en la que había guardado la ropa destrozada y llena de sangre, Rodolfo Maher bebió un sorbo de su té. De repente notó que un calor que no había sentido nunca bajaba desde la boca hacia su entrepierna. Alzó la mirada y al ver a Eva María agachada buscando la ropa, empezó a notar como una erección empezaba a abombar sus pantalones. Dandose cuenta de la inconveniencia de la situación, se dió la vuelta y se quitó el jersey, ya que el calor le había alcanzado todo el cuerpo. Para intentar calmarse, tomó otro sorbo de té y cuando se volvió observó a Eva que se acercaba hacia él.
Ella se había dado la vuelta en cuanto notó que se quitaba el jersey, y cuando vió su cuerpo marcado a través de la camiseta apretada, notó como el tanga se le humedecía y empezaba a perder el control. Se acercó hacia él y pudo notar como se le iban endureciendo los pezones y se marcaban en su uniforme de lycra. Esa fue la señal que él ya no pudo soportar, y se abalanzó sobre ella. Las escenas que siguieron no pueden ser contadas en foro público, pero diremos que lograron satisfacer todas las fantasías y esperanzas que Eva María había puesto en aquel encuentro. Cuando al alba, Rodolfo Maher cayó dormido, exhausto y satisfecho, Eva María sólo lamentaba que esa relación se basara en un veneno, aunque ella ayudara a crear el ser que lo había creado. Cogió la ampolla vacía para deshacerse de ella y la tiró a la zona de desagüe, pero en vez de oir el "cling" que esperaba si no que escuchó un quejido que parecía humano.
Abrió la trampilla y descubrió a Elisa Antonia, completamente desnuda, salvo su colgante, mirando fijamente la ampolla.
-¿Amnesia total? Quizás por eso no me acuerdo de nada.
Al oir eso, Eva María miró su otro bolsillo y descubrió el veneno del batcoco. ¡Rodolfo Maher no estaba envenenado! ¡Todo lo que había hecho lo había hecho de forma consciente! Entonces se dió cuenta que al día siguiente no se acordaría de nada de lo ocurrido en los últimos 3 días, ya que "Amnesia total" era un veneno muy poderoso. Iba a salir corriendo a por el contraveneno, cuando escuchó una voz que le dijo.
-Eva, ayudame a salir, no se como he aparecido aquí, estoy desnuda y aquí no hay más que algunos papeles y esta ampolla vacía.
Eva la ayudó a salir y se dirigieron a la comisaría con los papeles que quizas ayudaran a solucionar la desaparición de Elisa Antonia. Aunque Eva María sólo podía pensar en la amnesia de Rodolfo Maher.

martes, 24 de marzo de 2009

Tercera temporada, capítulo 13: parte de tu mundo.

Vitorino della Constanza lo tenía todo pensado: llevaba meses preparando esa fiesta y sabía que ese era el momento para dar el salto al estrellato en la elitista sociedad juvenil de Tulancia. Él en el fondo era un simple camarero que había conseguido una beca de estudios de formación profesional en la facultad de veterinaria como cuidador de delfines (que hacían "¡fui, fuiu!") y cangrejos. Solo de esa manera podía ser incluido entre los más inn.

Sus espectativas eran simples: dar una fiesta en la que cundiera el descontrol generalizado, regada con el alcohol y - según palabras textuales - se llevaran a cabo todo tipo de juegos erótico festivos. Todos estaban invitados, incluidos los miembros del grupo B. Vitorino, que en el fondo de su corazón singleladyzado, tenía un punto maquiavélico y meigoso, se había ocupado de que sus dos compañeros de piso, unos estudiantes de matemáticas miembros del club de ajedrez, recibieran una misteriosa carta que les invitara a pasar ese fin de semana en una casa instalada en una pequeña isla cerca de la costa. Pero esa es otra historia, y debe ser contada en otro momento.

Todos los invitados acudieron, y Vitorino se sintió por unos minutos el rey del mambo. Juegos, risas, diversión... y la clásica sesión de fotografías de fiestas pasadas que Eva María traía siempre en su cámara. Vitorino ya era uno más, estaba disfrutando de todo lo que veía, por una vez no se sintió un niño perdido. Pero de pronto, al ver una foto de grupo, Vitorino se quedó muerto (no literalmente, pues no olía a salmuera). Arrebató la copa de su íntima Carmellina, se la bebió de un trago, y se retiró a su habitación. Tras revolver en los cajones, encontró un antiguo album de fotos polvoriento. Rebuscó entre sus páginas y encontró una foto robada, una foto con unas palabras manuscritas, unas foto que recibió hace años por correo: era la foto de su hermana secreta a la que llevaba buscando años, la misma chica que había visto en esa foto en el ordenador.

En ese momento se apagaron las luces, y pasados unos segundos, se oyó un grito mortal en el salón.

FIN DE LA SEMANA ESPECIAL VIPIFIES

miércoles, 18 de marzo de 2009

Tercera temporada, capítulo 19: Vipi, Cristiana, Verona

Cuando Vitorino se marchó de permiso del restaurante Il Gratisso ese viernes, se despidió de su amiga y compañera Carmellina con un pico y dirigió los pasos hasta la Estación Oeste de Autobuses de Tulancia, uno de esos clásicos lugares decadentes en mitad de un paraje desértico. Se sentó encima de su ukelele a esperar al autobús que le llevara directo a Verona.

Él también guardaba un secreto, un secreto interno en lo más profundo de su ser, algo que solo él sabía, como persona y como ser humano, algo que solo podía definirse en 25 palabras: era el hermano secreto de la difunta Cristiana Rolanda Arrabiata dilla Campanella de la que fue separado al nacer para evitar típicas brechas espacio tiempo. Su hermana había pedido expresamente ser enterrada en su ciudad natal, Verona.

Vitorino se montó en ese autocar del demonio, un autocar que chirriaba por todas partes, lleno de viajeros sin destino a los que la fortuna había olvidado. Pero él tenía una clara misión. Durante su periplo por la Toscana hizo varias paradas, una de ellas en un pequeño pero pintoresco pueblo llamado Gaernitia donde el autocar pinchó una rueda y donde Vitorino tuvo la oportunidad de comprar un curiosos souvenir consistente en la reproducción de un valioso diamante perdido durante un tremendo incendio que se produjo en ese pueblo hace años.

De nuevo en el autocar, se puso unas gafas de sol y fijó su vista en el horizonte. Tenía claro lo que había que hacer, y lo haría contra viento y marea: recuperar el cuerpo de su hermana para reunirlo con todos los demás en "la isla". Solo de esa manera cumpliría su misión.

En realidad Vitorino no era el camarero que fingía ser: era un experto en física cuántica y el verdadero y único inventor del condensador de fluzo que fue robado del tanque por Oscario. Solo él era consciente de la paradoja espacio-temporal que se había producido cuando Elisa Antonia, en un momento de despiste de Oscario Luis Alfredo decidió cumplir su sueño de juventud: viajar atrás en el tiempo para montar en el Titanic y conocer a su amor verdadero.

Solo él sabía que en ese viaje en el tiempo Elisa Antonia consiguió montar al fin en el Titanic tras ganar uno de los clásicos concursos de "A ver quien bebe más sangría", y que una vez en cubierta tuvo que acercarse a la barandilla a echar una de sus famosas rabas, y que justo en ese momento tuvo uno de sus clásicos desmayos, y que gracias al cielo andaba por allí en ese preciso instante un muchacho que le resultó familiar porque no era otro que el tataratataratatarabuelo de Rodolfo Maher, que era el encargado de las calderas del Titanic, y como le distrajo con un tórrido romance, jamás llevó a cabo la orden de poner el Titanic a toda máquina, y como jamás puso el Titanic a toda máquina, el Titanic jamás se chocó contra el iceberg, y llegó a América, y siguió haciendo miles de viajes de ida y vuelta sin chocarse con nada, y nunca hicieron la película, y nunca la guarra de la vieja tiró al mar el diamante que todo el mundo andaba buscando, y nunca Kate Winslet tuvo su primer papel estelar y su carrera como actriz nunca despegó, y nunca ganó ningún globo de oro ni ningún Oscar porque se dedicó al teatro, y el único que la contrató fue Alberto Gino para hacer un misterioso musical llamado "el quirófano", y aunque no ganó ningún premio, se convirtió en la musa del teatro alternativo, hizo una fortuna, y con la fortuna compró el diamante que la vieja zorra jamás tiró al mar, y regaló ese diamante a Alberto Gino como agradecimiento por haber relanzado su carrera, y Alberto Gino perdió el diamante mientras bailaba una rumba, y el diamante cayó en un vaso de sandy de su cafetería que compró Cristiana Rolanda, y Cristiana Rolanda se quedó con el diamante con el que pidió ser enterrada por los siglos de los siglos.

Todo esto era lo que tenía Vitorino en la cabeza, y como era un lio que te cagas y le estaba poniendo la cabeza modorra, decidió hacer un alto en el camino y allí, en mitad del desierto y con sus pequeños altavoces, se puso a bailar el "single ladies" con el mejor de sus estilos. Miró al cielo, orgulloso, y dijo en voz alta: "me gusta el azul".

lunes, 16 de marzo de 2009

Capítulo 8, tercera temporada: Contacto con tacto

La Dra. di Forbole estaba totalmente emocionada. La verdad es que ya estaba harta de que todo el mundo estuviera en el ajo del misterio y ella andara por allí como una secundaria de lujo. Gracias a los vapores mágicos de sus pollos en tarro había tenido ese sueño revelador, y ahora estaba montada en el coche del detective Villarino, para desvelarle todo el misterio a cambio de una cena en el restaurante más lujoso de Tulancia.

Por el camino la Dra. di Forbole iba pensando en como le iba a contar al detective Villarino, que, a lo largo del día y, a medida que realizaba sus tareas y se preparaba para la cena, se había olvidado poco a poco del sueño de la noche anterior y ahora ya no recordaba quien era el asesino. Esto iba pensando mientras miraba por la ventanilla, cuando de repente vio algo que llamó su atención.

-¡Pare, detective!- gritó.

El detective Villarino paró sobresaltado y Futilia Ester bajó del coche, dirigiendo sus pasos hacia una cafetería estilo americano años 50. Johnny Guillemmo la siguió. La cafetería se llamaba Il Gratisso.

En el interior de la cafetería se encontraba su dueño limpiando el mostrador, Alberto Gino Tagliatella da Nicola, y sus dos camareros, Vitorino della Constanza y Carmellinna Isplota Misplo. El resto del restaurante estaba vacío.

-Estábamos a punto de cerrar- dijo Alberto Gino- así que si quieren algo dense prisa.

-¿De donde sacó el nombre del local?-preguntó Futilia Ester

-Es una larga historia- comenzó Alberto Gino- lo cierto es que yo quería poner un restaurante italiano y nombrarlo con alguno de mis apellidos, pero todos los nombres estaban ya cogidos, y no se me ocurría ningún otro. Estaba a punto de llegar el día de la apertura, y por esos tiempos yo tenía contratada a una estudiante de la facultad de veterinaria, una tal Manolettina.

Tanto el detective Villarino como la Dra. di Forbole se estremecieron al oir ese nombre, pero Alberto Gino prosiguió su relato:

-Manolettina me propuso que ya que no teníamos nombre, el día de la inauguración podríamos colgar un cartel de bienvenida en el que ofertáramos gratis la guarnición de cada plato. En un primer momento yo apoyé la moción, y Manolettina se tiró toda la tarde haciendo un cartel precioso. Pero yo, a medida que pensaba en la idea, me cagaba más en todo, porque yo cocino por dinero, y no me hacía gracia andar dando cosas gratis. Así que cuando Manolettina acabó el cartel, decidí pintar al final de la palabra GRATIS la cara del cuadro del Grito de Munch (no me queda muy claro porqué), y me salió algo muy zafio, que no era una cara ni era nada, y al final parecía que ponía GRATISO. A mi el nombre me gustó, pero Manolettina se encendió de ira, tiró su delantal, y abandonó para siempre como camarera.

Al otro lado del restaurante, mientras fregaba el suelo, Vitorino ponía la oreja para no perderse detalle de aquel asunto... ¡taaan turbio!

viernes, 13 de marzo de 2009

Capitulo 12 primera temporada: las patas sobre la mesa.

Cuando Elisa Antonia se despertó de su enésimo desmayo, vislumbró a través de la neblina que cubre siempre los ojos de alguien que se desmaya, un espolón apoyado en una mesa de madera. Sólo se escuchaban unos gemidos de placer lo que la inquietó un poco al principio, y después la excito un poco. Cuando se dió cuenta de que la habían golpeado y que algo muy parecido a una cuerda le apretaba las muñecas, se excitó todavía más pensando que su amado Rodolfo Maher la había secuestrado para convertirla en su esclava sexual. Abrió los ojos buscando a su gran amor, en el preciso instante que Daniello Daniello llegaba al climax del placer. Estaba a punto de conformarse ya que el chico no estaba mal, cuando se dio cuenta que tras él se encontraba alguien cuyo grito de placer extremo le hizo volver a la realidad del pasadizo secreto.
Oscario Luis Alfredo la había secuestrado por descubrir los cuerpos del pasadizo. Una arcada le llegó a la garganta y se desmayó con el sabor del vómito caliente en la boca.

Cuando volvió a despertar, Oscario Luis Alfredo y Daniello estaban ya vestidos con sendas batas de Ciertopelo, una tela muy cotizada en Tulancia, y Oscario Luis Alfredo acariciaba a un hermoso gato atigrado mientras contestaba a su acólito.

- Tenemos que hacerlo, ha descubierto demasiado.

- Pero ¿por qué?

-Porque: es una espía- y aquí le salió todo el acento gitano que llevaba dentro.

-¿Pero qué ha descubierto?

- Lo de la Montaña Oscura.

-¿Sabe quién secuestro a tantos niños? ¡¡Anda, que buena es!!- tras una duda continuó- ¿Y crees que nos lo dirá?

-Essstúpido, los secuestramos nosotros, para hacer este plato que impide que el veneno del pollo del caribe se apodere completamente de mi. o si no que creías que traía siempre en esos tupper de comida- y con gran odio concluyó- esssstúpido-

Al girarse, se dió cuenta de que Elisa Antonia estaba ya despierta y le dirigió unas cariñosas palabras.

- Por fin estás despierta princesa, ya dudaba de que volvieras a estar con nosotros- y con una sonrisa muy, pero que muy malefica, continuó- no temas por tu vida. Me eres más útil viva...de momento.

- No digas el "de momento" de forma tan misteriosa Oscario Luis Alfredo- contesto envalentonada Elisa Antonia- ya sé que me matarás cuando no me necesites, como a esos cientos de niños inválidos que has chupado la sangre para intentar parecer normal- dijo poniéndose un tanto dramática.

- Para el carro, que si piensas que te vas a librar de mi vas lista. Primero te hipnotizaré para que me consigas el puesto que me merezco en el grupo B, después borraré los recuerdos de las últimas 24 horas y finalmente te dejaré tirada en el campo para que tus amiguitos te recogan... y nunca sabrás que te ha pasado- Cogió el condensador de fluzo que había robado del tanque y lo preparó a 24 horas antes y comenzó la hipnosis. Cuando estaba completamente en sus manos le dió su fatidica orden:

- Has de conseguir la muerte de Javiero Daniello atrayendole hacia tí aprovechándote del amor que te profesa y regalándole este colgante idéntico al que tenías. Y esto lo harás antes de que la bomba en su interior explote el día de la Coronación de la Reina Mosca Drosphila.

!!!!!!!!!!!MUAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!!!!!!!!!!!

-La risa que le salió fue tan siniestra que Laura Elizabeth Moira Wendy Angela Darling se despertó en su cama de Tre Canti y gritó:

-¡¡¡¡¡LOS NIÑOS!!!!!

Con lo que su marido Giovannini Lorenzo Martín Benvolio Vándallo (desde ahora Giovannini Lorenzo MBV) se levantó de la cama, y con su frac de noche puesto contesto:

-Cariño, nosotros no tenemos niños.-

-Pues vamos a practicar- y se quitó el sujetador mostrando su enormes pechos de los que estaba tan orgullosa.



CONTINUARÁ...

jueves, 5 de marzo de 2009

Capítulo 9 Primera Temporada: el pasadizo secreto.

Elisa Antonia despertó aturdida. ¿Dónde estaba? Estaba protagonizando un claro cuadro de desorientación temporoespacial que cualquier médico del aparato digestivo hubiera calificado como brote psicótico. Sin embargo simplemente se había quedado dormida en la biblioteca. ¿O se había desmayado? Ya no le quedaba nada claro, los desmayos se estaban comenzando a convertir en algo demasiado común. Estaba sola en esa biblioteca, tod el mundo se había marchado, y cuando vió su reloj se dió cuenta de que eran... ¡las 4:00 de la mañana! En la mesa encontró una nota escrita en un posit rosa vómito en la que ponía:

-"Te has quedado dormida y no he sabido como despertarte" Rodolfo Maher

-¡Aaaaisss!- suspiró Elisa Antonia.

Esa tarde había demasiado intensa: primero la toma excesiva de escitalopram, luego ver al propio Rodolfo Maher que la trató como una reina a pesar de ir hecha un zarrio, y posteriormente revivir todos los hechos acaecidos la noche anterior en el Hospital Porta di Ferro al contarle todo lo ocurrido a la Dra. di Forbole.

La Dra. di Forbole era alguien en quien podía confiar, sin embargo había dos secretos que todavía no podía contarle: por un lado el mensaje grabado por su madre en el colgante (maldito) y por otro su amor secreto hacia Maher. Sin embargo recientemente la Dra. di Forbole había abierto un consultorio sexual virtual y estaba dispuesta a armarse de valor y enviarle una consulta anónima.

A eso se disponía en lo ordenadores de la biblioteca, donde pasaba la mayor parte de su historia, pero antes decidió acudir a la sala de máquinas de comida,un lugar decrépito situado en un extraño zulo. Allí se encontaba, intentando decidirse entre unos Donnetti o un Tigrettonni. Rebuscando entre sus bolsillos, se dió cuenta de que no tenía dinero. Tras darle una serie de patadas a la máquina para ver si caía el clásico Tigrettoni colgante, decidió desistir, y pasó a la aciión apretando miles de números al azar. De pronto la máquina emitió un extraño sonido y se abrió al instante, dejando a la vista unas escaleras descendentes que bajaban hacia unos pasadizos.

Elisa, armada de valor, decidió bajar por los mismos, ya que a esas horas no pensaba ponerse a estudiar y tampoco podía volver a casa porque no había ido en coche a esa biblioteca que estaba en mitad de la campiña. Por desgracia cuando estaba bajando los primeros escalones, la puerta se cerró detrás de ella, y por más esfuerzos que hizo no pudo abrirla. Así que tuvo que andar y andar por los pasadizos, donde gracias a Dios había una extraña luz espectral y una misteriosa neblina (estilo Michael Jackson)

Tras andar mucho tiempo encontró un misterioso calabozo, y dentro de dicho calabozo había algo a lo que tuvo que acercarse para distinguir... ¡que eran montones de esqueletos diminutos de niños! Elisa Antonia emitió un grito, y se desmayó.

Se despertó al rato, no sabía cuanto tiempo había pasado, pero seguía en los pasadizos. Había ido a caer sobre la montaña de niños esqueleto, y acertó a ver que todos iban con el mismo uniforme, un uniforme en el que había un escudo con la insignia del "Orfanato Montaña Oscura". Elisa Antonia decidió no volver a desmayarse y salió corriendo sin rumbo por los pasadizos.

Estaba prácticamente extenuada cuando advirtió al una luz al fondo que salía del techo. Tras retirar mucha mierda y escalar un poco, consiguió retirar una caja de madera que tapaba la salida, y finalmente se encontró en un antro que le resultaba familiar. ¡Claro que sí! estaba en la central térmica de la facultad de veterinaria.