Eva María Fiorcci pensaba en estas cosas mientras se ponía su mejor uniforme y se dispuso a acudir a su cita con Rodolfo Maher Farnesio. Había utilizado todas las armas que tenía en su mano, y creanme que eran muchas, para consolar al pobre Rodolfo Maher y hoy había decidido utilizar su último veneno, el obtenido del Batcoco (Cupidis eminhoptherus) para que cayera a sus pies.
Se acercó al lugar de la cita, el antiguo despacho del Dr. Marston, abandonado desde su muerte, cantando una vieja canción de cuna que le enseñara su mentor:
"Diez negritos se fueron a cenar.
Uno de ellos se asfixió y quedaron Nueve.
Nueve negritos trasnocharon mucho.
Uno de ellos no se pudo despertar y quedaron Ocho.
Ocho negritos viajaron por el Devon.
Uno de ellos se escapó y quedaron Siete.
Siete negritos cortaron leña con un hacha.
Uno se cortó en dos y quedaron Seis.
Seis negritos jugaron con una avispa.
A uno de ellos le picó y quedaron Cinco.
Cinco negritos estudiaron derecho.
Uno de ellos se doctoró y quedaron Cuatro.
Cuatro negritos fueron a nadar.
Uno de ellos se ahogó y quedaron Tres.
Tres negritos se pasearon por el Zoológico.
Un oso les atacó y quedaron Dos.
Dos negritos se sentaron a tomar el sol.
Uno de ellos se quemó y quedó nada más que Uno.
Un negrito se encontraba solo.
Y se ahorcó y no quedó...
¡Ninguno!"
Y justo cuando gritó ¡Ninguno! Rodolfo Maher salió de detrás de la puerta y gritó -¡Ocho! -para seguir diciendo- ¿a qué estamos jugando?
Eva se ruborizó y le dijo- vamos, te enseñaré la pista que he encontrado sobre Elisa Antonia, he traido te caliente para aguantar mejor la noche. Pasa y nos calentaremos dentro.
Le acercó una taza en la que se podía leer "I Love Romeo" y se adentraron en el despacho. Mientras Eva se acercaba a la estantería en la que había guardado la ropa destrozada y llena de sangre, Rodolfo Maher bebió un sorbo de su té. De repente notó que un calor que no había sentido nunca bajaba desde la boca hacia su entrepierna. Alzó la mirada y al ver a Eva María agachada buscando la ropa, empezó a notar como una erección empezaba a abombar sus pantalones. Dandose cuenta de la inconveniencia de la situación, se dió la vuelta y se quitó el jersey, ya que el calor le había alcanzado todo el cuerpo. Para intentar calmarse, tomó otro sorbo de té y cuando se volvió observó a Eva que se acercaba hacia él.
Ella se había dado la vuelta en cuanto notó que se quitaba el jersey, y cuando vió su cuerpo marcado a través de la camiseta apretada, notó como el tanga se le humedecía y empezaba a perder el control. Se acercó hacia él y pudo notar como se le iban endureciendo los pezones y se marcaban en su uniforme de lycra. Esa fue la señal que él ya no pudo soportar, y se abalanzó sobre ella. Las escenas que siguieron no pueden ser contadas en foro público, pero diremos que lograron satisfacer todas las fantasías y esperanzas que Eva María había puesto en aquel encuentro. Cuando al alba, Rodolfo Maher cayó dormido, exhausto y satisfecho, Eva María sólo lamentaba que esa relación se basara en un veneno, aunque ella ayudara a crear el ser que lo había creado. Cogió la ampolla vacía para deshacerse de ella y la tiró a la zona de desagüe, pero en vez de oir el "cling" que esperaba si no que escuchó un quejido que parecía humano.
Abrió la trampilla y descubrió a Elisa Antonia, completamente desnuda, salvo su colgante, mirando fijamente la ampolla.
-¿Amnesia total? Quizás por eso no me acuerdo de nada.
Al oir eso, Eva María miró su otro bolsillo y descubrió el veneno del batcoco. ¡Rodolfo Maher no estaba envenenado! ¡Todo lo que había hecho lo había hecho de forma consciente! Entonces se dió cuenta que al día siguiente no se acordaría de nada de lo ocurrido en los últimos 3 días, ya que "Amnesia total" era un veneno muy poderoso. Iba a salir corriendo a por el contraveneno, cuando escuchó una voz que le dijo.
-Eva, ayudame a salir, no se como he aparecido aquí, estoy desnuda y aquí no hay más que algunos papeles y esta ampolla vacía.
Eva la ayudó a salir y se dirigieron a la comisaría con los papeles que quizas ayudaran a solucionar la desaparición de Elisa Antonia. Aunque Eva María sólo podía pensar en la amnesia de Rodolfo Maher.
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